martes, 3 de septiembre de 2013

Darrumbando Muros - (5) Vicente Alcoseri

DERRUMBANDO MUROS
Mensaje enviado al Foro Secreto Masónico por el V:.H:. Lázaharo Hael
Para reencontrar nuestra propia y original identidad o ser, se requiere derrumbar viejos muros y creencias que nos limitan, condicionan, y dificultan nuestra evolución, se requiere libertad como principio para ejercer nuestro propio libre albedrio, poder de decisión y voluntad, vivimos pensando que nuestras acciones son producto de nuestra determinación cuando en realidad muchas de ellas son producto de nuestras fuerzas instintivas, nuestra piedra cubica sobre la cual se eleva el edificio de cuanto somos como seres encarnados, pero que en muchos casos determinan nuestras acciones que nosotros creemos que son productos de nuestra mente y voluntad consciente, y no es así totalmente, sino que son fuertemente influenciados por los acondicionamientos idiosincráticos que nos son heredados o impuestos por intereses sociales, políticos, comerciales y religiosos entre otros más.



“Piensas, sientes y actúas como te han dicho que debes pensar, sentir y actuar; Te han programado para que te pongas alegre cuando quieren que te pongas alegre, te pones triste siguiendo una programación en tu mente, Ríes cuando te han dicho que rías, lloras cuando te ha indicado que llores; Te han dicho cómo vivir, como vestir, cómo relacionarte, que comprar y donde comprar, te han dicho a qué debes dedicarte, cúales deben ser tus metas en la vida, a quien debes admirar; Han programado en ti lo que es bueno y lo que es malo, lo que debes considerar bonito y feo, te han heredaron una a religión que no elegiste y a un Dios con forma, nombre, cualidades y defectos que otras personas decidieron por ti; Un infierno y un cielo que alguien se imagino o lo acomodo de acuerdo a sus propios intereses de grupo o personales y que te han marcado de por vida y quizás más allá de la propia muerte biológica entre muchas cosas más.” (1).

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151802152836543&set=a.10150455009406543.381242.754786542&type=1&theater

Nos hemos convertido en seres autómatas y reactivos ante fuerzas instintivas o estímulos externos, que algunos escritores como Ouspensky, Friedrich Nietzsche, Erich Fromm entre otros, nos califican como dormidos, sonámbulos, hombre maquinas, Seres reactivos entre otros calificativos más; Inclusive el griego San Lucas nos lo insinúa cuando dice en su evangelio “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” Lc. 20:38. Y Lucas tiene razón, pues ¿Cómo puede el hombre encontrar a Dios, si el hombre se encuentra extraviado ante él mismo en el bosque del “Maya” Hindú?

Erich Fromm por su parte dice: “Gran numero de nuestras decisiones no son realmente nuestras, sino que nos han sido sugeridas desde fuera; hemos logrado persuadirnos a nosotros mismos de que son obra nuestra, mientras que, en realidad, nos hemos limitado a ajustarnos a la expectativa de los demás, impulsados por el miedo al aislamiento y por amenazas aún más directas en contra de nuestra vida, libertad, y conveniencia; El hombre seria libre de actuar según su propia voluntad, si supiera lo que quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece” (5).

Friedrich Wilhelm Nietzsche dice: “La voluntad como facultad psicológica, es el lejano eco de un combate ya disputado con anterioridad en lo profundo del inconsciente”.



La sociedad mercantil ha alienado nuestra voluntad al hacernos creer por medio de la publicidad subliminal en los diferentes medios de comunicación y por la repetición excesiva de escenas glamorosas de hombres y mujeres hermosos, felices y llenos de varonilidad o feminidad, consumiendo varios artículos que un muchos de los casos dañan la salud física, mental, y social del ser humano, y que el inconsciente los relaciona como un medio o producto necesario para alcanzar un estado ideal de felicidad y armonía ficticia.

Las políticas educativas en muchos casos, no inculcan en los jóvenes un espíritu brioso con hambre de triunfo y realización, sino de sometimiento e inseguridad por una educación indeficiente y escasa de calidad académica.

Religiones que nos atemorizan desde nuestros primeros años de vida con un infierno Dantesco, y nos prometen un cielo o nirvana de bienaventuranza si nos sometemos a las palabras, pensamientos y deseos de sus guías; “Nuestras creencias religiosas están incluidas en el concepto que tenemos como personas; Así que si alguien habla mal de nuestra religión creemos que está hablando de nosotros también y sentimos que hay que defendernos; Sin embargo, cuando somos mayores tenemos la opción de cambiar estas ideas si eres capaz de superar el miedo que te infundieron, si tienes la fuerza para superar la culpa que te causaría y si tienes la valentía de abrir tu mente” (1).

https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/B1X9R66fCBQ

“Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. 23 Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar. «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por manos humanas, ni es servido por manos humanas, como si de algo estuviera necesitado, el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas. El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen la divinidad, para ver si a tientas la buscaban y la hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros: "Porque somos también de su linaje" Hch 17:16-34.

La causa primera, el Dios Único bendito sea, nadie le conoce, y existe en la mente del hombre como un concepto que debe tomar realización y manifestación por esfuerzo propio “por” y “en” el hombre mismo; Cada creyente tiene su propio concepto de Dios de acuerdo a su idiosincrasia o herencia familiar, social, y religioso, de tal forma que algunos tienen un Dios que pide mansedumbre y sometimiento ante sus “vicarios” sobre la tierra, y esto se refleja en el mismo hombre, otros tienen un Dios fuerte, poderoso, castigador, iracundo, vengativo y esto se refleja en el hombre, algunos más tienen un Dios personificado por la palabra y presencia de sus líderes religiosos, y son masa moldeable a voluntades ajenas a él mismo, y en muchas ocasiones “carne de cañón” en guerras fratricidas que son catalogadas como “santas”, o muchos otros se inmolan a sí mismos con bombas que hacen explotar sobre sus cuerpos o aviones que estrellan en edificios; Algunos más, tienen un Dios que desea que sus hijos estudien, trabajen, sean fuertes y exitosos en sus proyectos de vida para beneficio de la humanidad y gloria de Dios… Y por lo tanto felices.

“El esclavo perfecto es aquel que se cree libre sin serlo” (2), “Una tiranía perfecta es aquella en que los oprimidos defienden y justifican a sus opresores porque han sido de que no hay otra opción. Una esclavitud perfecta es aquella en la que los esclavos disfrutan de sus cadenas y se sienten cómodos con ellas; La religión, la política, la mercadotecnia, y el acondicionamiento social son dictaduras perfectas. La gente las defienden con vehemencia porque les dan sentido a sus vidas; Tu vida en este momento, es un reflejo de tu mundo interior” (1).



Lo inmediato anterior, hace referencia a la XV carta del tarot de Rider “El Diablo”, personaje que es un concepto y símbolo alegórico del “mal”, y que tan hábilmente han utilizado las religiones para infundir miedo y llenar sus templos de feligreses; Concepto que es propio del ser humano, porque siendo Dios absoluto, perfecto, y santo, eso que conocemos como el mal, en los mundos divinos no puede existir, sino simplemente es, como un suceso o fenómeno que está más allá del bien o del mal.

Benedictus Spinoza dice: “Lo bueno y lo malo no son juicios universales sino tienen su origen en lo singular, en lo particular de los efectos de cada individuo, y solamente desde su experiencia éste puede decir qué fue bueno o qué malo. No hay nada que a priori sea malo o bueno, pues ello se considera según el efecto de cada ser humano” (4).https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151802152836543&set=a.10150455009406543.381242.754786542&type=1&theater

https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/B1X9R66fCBQ

La carta XV del tarot Rider se presenta al Diablo sentado sobre una “piedra cubica”, símbolo que está asociado a la chakra muladar de cuatro pétalos, en donde se dice alegóricamente dormita la serpiente ígnea; Piedra cubica símbolo alegórico de la materia y las fuerzas básicas e instintivas, las cuales viene siendo la piedra fundamental y cimiento sobre la cual se yergue el templo humano que ha de albergar el alma del hombre, y que presenta en su cara frontal una gran argolla por donde pasa una cadena, en cuyos extremos tiene sujetos a un hombre y a una mujer por un amplio lazo al cuello, esta carta es un símbolo del ser humano esclavo de los placeres carnales e instintivos desenfrenados y sin control, y los tesoros de la sociedad y universo material, pero son esclavos voluntarios, porque los lazos que los cautivos por el cuello son tan holgados, que fácilmente podrían sacárselos sobre su cabeza e huir de su influencia, pero ellos no desean tal cosa, y son felices así, con los tesoros efímeros de la materia, efímeros porque al final de nuestra vida biológica, todos esos valores se quedaran en el universo al que pertenecen, el material, y solo podremos llevarnos los conocimientos y experiencias acumuladas en nuestra mente, y esto va en relación con la propia realización de lo que realmente somos… mente, y consciencia de ser.



Vivimos en un universo de conceptos que muchos, o al menos aquellos que caen en la subjetividad, son solo ideas, abstracciones que no tienen una realidad tangible o concreta en el universo de formas, sino que deben ser realizados por el hombre, pero el hombre debe discernir entre lo que es correcto y viable en su vida, y que no.



La humanidad debe sufrir los dolores de parto y dar a luz al nuevo hombre, al libre pensador que está más allá de sofismas, paradigmas, supersticiones, y miedos infundados que solo dificultan su avance evolutivo; El peor enemigo del hombre es su indolencia para utilizar su propia razón y lógica generando pensamientos propios, sino que prefiere el confort de reaccionar ante palabras y estímulos externos que en muchos casos están dirigidos a las pulsiones básicas del hombre, generando cierto tipo de reacción como deseos, y pensamientos consumistas, pensamientos de temor y mansedumbre que satisfagan intereses y ansias de poder de personas o grupos ajenos a él.

Cuando Moisés llevo a su pueblo Israel hacia la libertad, su nacionales le reclamaban: “En Egipto teníamos comida y agua, tu nos has traído al desierto a morir de hambre y de sed”, o sea que a pesar de estar libres de cadenas materiales, continuaban siendo esclavos por cadenas psicológicas, y preferían la certidumbre de la esclavitud a la incertidumbre de la libertad.


“Non nobis domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam” (6).
“Pax Vobiscum”.

Lázaharo Hael,’,
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Nota:
El símbolo es polivalente según el esquema o contexto en que se presenta, y al igual la alegoría que a pesar de contener una verdad velada en ellos, no son una verdad por sí mismos, sino señalan hacia ella.

El presente son reflexiones y meditaciones personales, no representan necesariamente la opinión de la orden.

No escribo para todos, sin embargo, Todos son invitados a leer.

Culiacán, Sinaloa. México. A 03 de septiembre del 2013.


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Bibliografia:

(1).- Conversaciones con mi guía.- Francisco J, Ángel.

(2).- El esclavo perfecto.- Mauricio Valderrama Valenzuela.
(3).- Liberando al esclavo.- Anand Dílvar.

(4).- La memoria del olvido.- Patricia Corres Ayala.

(5).- La vida auténtica.- Erich Fromm.

(6).- “Nada para nosotros, señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre”.- (Frase de los templarios).

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(5) Vicente Alcoseri

lunes, 2 de septiembre de 2013

masonerieria septiembre 2013 mexico (Secreto Masonico)

masonerieria septiembre 2013 mexico (Secreto Masonico)
  1. SECRETO MASONICO ›
    ¿Por qué muchos masones nunca regresan al mundo iniciático, aún y que éstos asistan a logia cada semana?
    Si le preguntaras a un pez de qué es el agua, el pez es la peor fuente de información en lo referente al agua. Ignora que hay agua aun y cuando el agua está presente a su alrededor, y sólo se agita en su ausencia. Aun cuando se lo priva de ella, no sabe cuál es el problema; sólo que se siente muy mal y hasta desesperado al estar fuera de su para él condición habitual. Hay una fábula acerca de los peces. Dice que cuando se extrae un pez del agua y se lo deja boqueando en la orilla, éste considera su desgracia como consecuencia de cualquier cosa y de todas las cosas que se le ocurren, menos que este fuera del agua. A veces lucha, a veces se rinde. A veces incluso piensa que debe luchar contra los árboles, la hierba y hasta el barro como autores de su desventura. Pero es sólo por casualidad que vuelve a saltar al agua. Cuando lo hace, piensa en lo inteligente que ha sido. Sin embargo, generalmente muere. Los peces nunca ven la red ni reconocen el anzuelo. En el mejor de los casos, culpan a la lombriz que está en el anzuelo, o a las cuerdas a las cuales está unida la red. ¡Qué triste es ser pez! ¡Qué suerte es ser hombre! El Hombre tampoco sabe mucho de su entorno, no sabe del mundo donde vive, incluso si es muy instruido en las ciencias, la verdad es que lo ignora todo. Pero a diferencia del Pez, el hombre tiene la Gran Cualidad de saber que cuando le sacan de su mundo, de algo desconfía ante lo nuevo; a tal grado es su desconfianza que vuelve de inmediato a su viejo entorno si le sacan de este. Puede que el nuevo entorno le siente mejor a ese hombre, pero sabe del Pez y de la calamidad de que saquen al pez del agua. Lo mismo ocurre cuando a un hombre mediante una iniciación se le saca del mundo profano, desconfía tanto del nuevo mundo iniciático, que la mayoría de las veces nunca jamás vuelve al maravilloso mundo que visitó. Aún y se sorprendente sea por masón por más de 30 o 40 años. Pero la verdadera razón de que no regresa, es que en el mundo iniciático, el masón siente que su falso ego muere , tal y como el pez muere fuera del agua
    https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/bOr9DHfZzJg
    Foto: SECRETO MASONICO › ¿Por qué muchos masones nunca regresan al mundo iniciático, aún y que éstos asistan a logia cada semana? Si le preguntaras a un pez de qué es el agua, el pez es la peor fuente de información en lo referente al agua. Ignora que hay agua aun y cuando el agua está presente a su alrededor, y sólo se agita en su ausencia. Aun cuando se lo priva de ella, no sabe cuál es el problema; sólo que se siente muy mal y hasta desesperado al estar fuera de su para él condición habitual. Hay una fábula acerca de los peces. Dice que cuando se extrae un pez del agua y se lo deja boqueando en la orilla, éste considera su desgracia como consecuencia de cualquier cosa y de todas las cosas que se le ocurren, menos que este fuera del agua. A veces lucha, a veces se rinde. A veces incluso piensa que debe luchar contra los árboles, la hierba y hasta el barro como autores de su desventura. Pero es sólo por casualidad que vuelve a saltar al agua. Cuando lo hace, piensa en lo inteligente que ha sido. Sin embargo, generalmente muere. Los peces nunca ven la red ni reconocen el anzuelo. En el mejor de los casos, culpan a la lombriz que está en el anzuelo, o a las cuerdas a las cuales está unida la red. ¡Qué triste es ser pez! ¡Qué suerte es ser hombre! El Hombre tampoco sabe mucho de su entorno, no sabe del mundo donde vive, incluso si es muy instruido en las ciencias, la verdad es que lo ignora todo. Pero a diferencia del Pez, el hombre tiene la Gran Cualidad de saber que cuando le sacan de su mundo, de algo desconfía ante lo nuevo; a tal grado es su desconfianza que vuelve de inmediato a su viejo entorno si le sacan de este. Puede que el nuevo entorno le siente mejor a ese hombre, pero sabe del Pez y de la calamidad de que saquen al pez del agua. Lo mismo ocurre cuando a un hombre mediante una iniciación se le saca del mundo profano, desconfía tanto del nuevo mundo iniciático, que la mayoría de las veces nunca jamás vuelve al maravilloso mundo que visitó. Aún y se sorprendente sea por masón por más de 30 o 40 años. Pero la verdadera razón de que no regresa, es que en el mundo iniciático, el masón siente que su falso ego muere , tal y como el pez muere fuera del agua   https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/bOr9DHfZzJg
  2. SECRETO MASONICO ›
    Iniciación

    Si la luz que hay en ti es oscuridad, cuán grande es esa oscuridad".
    Es el Cristo interno el que es el Primer Iniciador. La entrada al
    Sendero ha de buscarse dentro, no fuera, pues es un estado de
    consciencia exaltada. Pero una vez que se alcanza esa consciencia, el
    Sendero es objetivo. Algunos instructores declaran que el Sendero es
    enteramente subjetivo, diciendo que la meta de la iniciación es el
    perfeccionamiento del hombre, otros enseñan que la iniciación es una
    experiencia astral, mientras que el pensamiento popular cree a menudo
    que el hombre que busca la iniciación la encontrará en algún remoto
    distrito detrás de altos muros. Ninguno de estos conceptos contiene la
    verdad entera, pero hay un elemento de verdad en todos ellos.
    A fin de alcanzar la iniciación es necesario elevar la consciencia a
    un grado superior al que es común entre la humanidad corriente. La
    consciencia no sólo debe trascender los cinco sentidos físicos, sino
    que debe trascender también el psiquismo ordinario si es que ha de
    conseguirse la experiencia que es designada en estas páginas por el
    término iniciación. La iniciación es una experiencia espiritual, no
    astral; el candidato traspasa el foco de su consciencia de la
    personalidad, la unidad de encarnación, a la individualidad, el ego
    inmortal, o unidad de evolución, y la consciencia de la
    individualidad, siendo abstracta, es capaz de aprehender las cosas del
    espíritu que no tienen manifestación en los planos de la forma.

    El iniciado transfiere el foco de su consciencia de la personalidad a
    la individualidad, y por lo tanto le son perceptibles cosas que están
    escondidas al hombre ordinario. Vive en una evolución, no en una
    encarnación, y consiguientemente todos sus valores son cambiados. El
    puede ver profundamente en el reino de las causas, percibiendo hechos
    que fermentan en los planos internos mucho antes de que se hagan
    manifiestos en el externo; por o tanto tiene el don de la profecía.
    Viendo las causas, puede a menudo controlarlas; parece por tanto tener
    poderes mágicos. Operando sobre los planos superiores, que actúan
    como niveles controladores para los planos inferiores, puede equilibrar
    fuerza contra fuerza arrojando su voluntad en la balanza; y cambia así
    la emisión de sucesos sobre el plano físico. Son estas cosas las que
    hacen que se considere que el iniciado posee poderes mágicos; el
    iniciado consigue sus fines empleando los poderes de su Ser Superior en
    los planos superiores, igual que lo hace el caminante cuya oración
    consigue una respuesta.

    El Sendero que conduce a la iniciación es el modo de vida que capacita
    a un hombre para elevarse por encima de los deseos y limitaciones de su
    personalidad y vivir en su Ser superior, y la experiencia de la
    iniciación es la transferencia de consciencia de la personalidad a la
    individualidad.

    Un hombre pone el pié sobre el Sendero inmediatamente que desea
    hacerlo. Este es el primer paso, y uno muy simple. Pero es sólo por la
    continuación del deseo que pone un pié detrás del otro, lo que es el
    recorrido del Sendero. Son muy pocas las almas que mantienen un deseo
    lo suficientemente constante como para capacitarlas en hacer un
    progreso perceptible; pero el deseo, persistentemente continuado, se
    encontrará luego que ha conseguido la meta deseada, y el candidato
    será puesto en posesión del conocimiento necesario para permitirle
    hacer un progreso a propósito, y dirigir sus esfuerzos a un fin
    definitivo. Es por esta razón que los Maestros encuentran y sostienen
    organizaciones tales como la Sociedad Teosofica, la sociedad
    Antroposofica, la Fraternidad Rosacruz, y muchas otras, menos conocidas
    pero no por ello menos útiles, y a todas ellas, esos que han visto la
    aurora darán su apoyo en gratitud por la luz que han recibido, y a fin
    de que el Sendero pueda hacerse más sencillo para otros.

    Por medio de los libros y las conferencias de sociedades tales como
    éstas, el candidato aprenderá que su sueño tiene un cimiento en el
    hecho, y que su impulso interno está fundado sobre un instinto
    verdadero; le darán un mapa del Sendero, aunque nadie sino él puede
    recorrerlo. De ellas aprenderá el origen del hombre como una
    potencialidad divina, su evolución a través de las experiencias
    séptuples de la forma, y de su trascendencia última del a forma en el
    desarrollo de la realidad espiritual, aprenderá sobre los siete planos
    y las posibilidades de esos planos, y sabrá también de la existencia
    de los Maestros.

    Habiendo aprendido todas estas cosas, habiendo, como si fuera,
    adquirido la teoría de la ciencia esotérica, ¿Cómo ha de traducir
    el candidato esa teoría en práctica? ¿Cómo ha de experimentar
    personalmente lo que lee? Puede conseguir la percepción del plano
    astral por el uso de la autohipnosis y las drogas; el método es
    simple, pero las consecuencias son desastrosas para el Ser superior.
    Puede también traer el astral a la manifestación sobre el plano
    físico por el uso de la magia. El conocimiento de estos métodos, sin
    embargo, está cuidadosamente guardado, y no se obtienen fácilmente,
    ni puede ser usado por nadie de modo seguro excepto por un Adepto.

    El modo de conseguir un conocimiento personal de los mundos superiores
    puede decirse fácilmente, aunque no pueda ser practicado tan
    fácilmente. Los sentidos de la individualidad pueden conocer estos
    mundos; si por lo tanto los aspectos superiores del hombre, la
    naturaleza espiritual y el poder del pensamiento abstracto, se cultivan
    hasta que hayan alcanzado un grado considerable de desarrollo, y si el
    foco de la consciencia se transfiere de la personalidad, la unidad de
    encarnación, a la individualidad, la unidad de evolución, se
    encontrará que es posible desarrollar más estos aspectos de la
    naturaleza, hasta que el universo sea aprehendido en términos de
    pensamiento abstracto e intuición espiritual. La transferencia del
    foco de la conciencia se consigue transfiriendo el foco del deseo por
    las cosas de los sentidos a las cosas del espíritu. No es suficiente
    que la voluntad esté dirigida a un objetivo espiritual; debe
    alcanzarse un etapa de desarrollo en la cual los deseos espontáneos
    sean también dirigidos allí. Muchos pretendientes a iniciados
    comenten el error de pensar que la voluntad de iniciarse es suficiente,
    pero no es éste el caso; la mayoría de los deseos de la naturaleza,
    tanto consciente como subconsciente, deben ser vueltos de las cosas de
    los sentidos hacia las cosas del espíritu; y puesto que la mente
    subconsciente contiene mucho que concierne a la infancia de la raza y
    tiende hacia la materia en sus formas más densas, es necesario
    extender la consciencia lejos en lo que es usualmente el territorio de
    la subconsciencia a fin de asegurarse la asimilación de los deseos
    instintivos para las metas de la naturaleza espiritual.

    A fin de conseguir esta asimilación debemos primero conocernos en
    nuestros aspectos más primitivos, y sublimar entonces esos aspectos
    hasta que puedan ser asimilados por la personalidad; pues hasta que la
    personalidad misma no haya sido integrada, no podrá buscar
    deliberadamente, y por su propia volición iluminada, la culminación
    de su vida en los ideales de la individualidad. Esta es la apoteosis de
    la personalidad; es por esto que el hambre del alma está siempre
    gritando, pues no puede encontrar satisfacción en las cosas de los
    sentidos. La unión con el aspecto divino del ser, el dios Interno,
    debe preceder a la percepción del dios del todo del que no es sino una
    parte. El nivel espiritual de la naturaleza del hombre no es sino una
    porción circunscripta del Espíritu Uno, el Todo, el aspecto Noumenal
    de la manifestación. Para aquello que es en sí Noumenal, o una
    realidad subyacente, no puede haber satisfacción en lo que es
    fenomenal, o de la naturaleza de la experiencia proyectada. La chispa
    de la Luz Divina, que es el núcleo del ego reencarnante, o
    individualidad, debe asociarse con sus iguales si es que ha de conocer
    la compañía; el aspecto espiritual del instinto de asociación sólo
    puede alcanzar la satisfacción a través de la unión con el
    Espíritu; no tiene lugar de reposo en el mundo de los fenómenos, y si
    alguna vez la conciencia ha sido elevada a la aprehensión de las
    realidades espirituales aparte de las experiencias en el mundo de la
    forma, nunca aceptará de nuevo como válido nada que no tenga un
    núcleo noumenal. Tal realidad, una vez experimentada, trayendo, como
    lo hace, la satisfacción completa de la vida misma, no de cualquier
    apetito saciado, forma el tipo de toda satisfacción futura y determina
    su validez. Si tal experiencia tiene lugar alguna vez en la historia
    del ego encarnante, nunca se olvidará, sino que será llevada adelante
    vida tras vida, e impresa en el subconsciente de la personalidad, la
    unidad de encarnación, hasta el tiempo en que la evolución haga
    posible para aquello que es ultra-consciente el hacerse consciente.

    La primera iniciación consiste en el relámpago de consciencia
    cósmica en la que el ego ve con los ojos del espíritu en vez de con
    los ojos de la carne. Esto sólo se consigue por la exaltación de la
    consciencia, y viene desde dentro. Pero habiendo sido conocida tal
    experiencia, para reproducirla en cualquier encarnación posterior es
    necesario sólo vincular la consciencia con la subconsciencia por medio
    de una cadena asociativa, a fin de traer este aspecto particular de
    contenido subconsciente a la percepción consciente. Esto se consigue
    por medio de la iniciación ritual, y el simbolismo del ritual empleado
    está destinado a la consciencia a lo largo de la cadena asociativa
    apropiada, lo que terminará en la memoria de la Luz de la Realidad.

    La iniciación ritual no puede hacer más que esto, pero es suficiente;
    pues en la Gran Luz, la Maestría está comprendida. El psíquico
    desarrollado o el mago completamente entrenado pueden convertirse en un
    Adepto sobre todos los planos del cubo de manifestación, pero detrás
    yace algo más, que tiene sus afinidades con eso que, en relación con
    el universo solar; es inmanifestado, siendo Cósmico. Nadie puede
    llamarse iniciado que no haya experimentado la consciencia cósmica.
    Pasar a través de los grados de los Misterios Mayores sin ella puede
    no significar más que un cataclismo físico, siendo cegados los ojos
    por un exceso de luz para el que la consciencia no tiene símbolo
    alguno con el que interpretarla; por otra parte, el neófito, si está
    preparado adecuadamente, puede ver la Luz detrás de los símbolos y
    recibir la iluminación.

    Si las páginas anteriores han de entenderse, no deben interpretarse en
    su significado literal o verbal. Esas cosas que pretenden describir no
    tiene palabras o imágenes en lenguaje para representarlas. A fin de
    llegar a su significado el lector deberá interpretarlas por medio de
    experiencia análogas que le sean propias. Si no tiene una experiencia
    análoga, no recibirá la impresión que se pretende transmitir, y, sin
    faltarle razón, considerará estas cosas como tonterias. A uno así no
    puedo ofrecerle nada; el tiempo evolutivo debe hacer su trabajo.

    https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/apoteosis%7Csort:relevance/secreto-masonico/bOr9DHfZzJg/k4uzddplW9UJ
    Foto: SECRETO MASONICO › Iniciación  Si la luz que hay en ti es oscuridad, cuán grande es esa oscuridad". Es el Cristo interno el que es el Primer Iniciador. La entrada al Sendero ha de buscarse dentro, no fuera, pues es un estado de consciencia exaltada. Pero una vez que se alcanza esa consciencia, el Sendero es objetivo. Algunos instructores declaran que el Sendero es enteramente subjetivo, diciendo que la meta de la iniciación es el perfeccionamiento del hombre, otros enseñan que la iniciación es una experiencia astral, mientras que el pensamiento popular cree a menudo que el hombre que busca la iniciación la encontrará en algún remoto distrito detrás de altos muros. Ninguno de estos conceptos contiene la verdad entera, pero hay un elemento de verdad en todos ellos. A fin de alcanzar la iniciación es necesario elevar la consciencia a un grado superior al que es común entre la humanidad corriente. La consciencia no sólo debe trascender los cinco sentidos físicos, sino que debe trascender también el psiquismo ordinario si es que ha de conseguirse la experiencia que es designada en estas páginas por el término iniciación. La iniciación es una experiencia espiritual, no astral; el candidato traspasa el foco de su consciencia de la personalidad, la unidad de encarnación, a la individualidad, el ego inmortal, o unidad de evolución, y la consciencia de la individualidad, siendo abstracta, es capaz de aprehender las cosas del espíritu que no tienen manifestación en los planos de la forma.  El iniciado transfiere el foco de su consciencia de la personalidad a la individualidad, y por lo tanto le son perceptibles cosas que están escondidas al hombre ordinario. Vive en una evolución, no en una encarnación, y consiguientemente todos sus valores son cambiados. El puede ver profundamente en el reino de las causas, percibiendo hechos que fermentan en los planos internos mucho antes de que se hagan manifiestos en el externo; por o tanto tiene el don de la profecía. Viendo las causas, puede a menudo controlarlas; parece por tanto tener poderes mágicos. Operando sobre los planos superiores, que actúan como niveles controladores para los planos inferiores, puede equilibrar fuerza contra fuerza arrojando su voluntad en la balanza; y cambia así la emisión de sucesos sobre el plano físico. Son estas cosas las que hacen que se considere que el iniciado posee poderes mágicos; el iniciado consigue sus fines empleando los poderes de su Ser Superior en los planos superiores, igual que lo hace el caminante cuya oración consigue una respuesta.  El Sendero que conduce a la iniciación es el modo de vida que capacita a un hombre para elevarse por encima de los deseos y limitaciones de su personalidad y vivir en su Ser superior, y la experiencia de la iniciación es la transferencia de consciencia de la personalidad a la individualidad.  Un hombre pone el pié sobre el Sendero inmediatamente que desea hacerlo. Este es el primer paso, y uno muy simple. Pero es sólo por la continuación del deseo que pone un pié detrás del otro, lo que es el recorrido del Sendero. Son muy pocas las almas que mantienen un deseo lo suficientemente constante como para capacitarlas en hacer un progreso perceptible; pero el deseo, persistentemente continuado, se encontrará luego que ha conseguido la meta deseada, y el candidato será puesto en posesión del conocimiento necesario para permitirle hacer un progreso a propósito, y dirigir sus esfuerzos a un fin definitivo. Es por esta razón que los Maestros encuentran y sostienen organizaciones tales como la Sociedad Teosofica, la sociedad Antroposofica, la Fraternidad Rosacruz, y muchas otras, menos conocidas pero no por ello menos útiles, y a todas ellas, esos que han visto la aurora darán su apoyo en gratitud por la luz que han recibido, y a fin de que el Sendero pueda hacerse más sencillo para otros.  Por medio de los libros y las conferencias de sociedades tales como éstas, el candidato aprenderá que su sueño tiene un cimiento en el hecho, y que su impulso interno está fundado sobre un instinto verdadero; le darán un mapa del Sendero, aunque nadie sino él puede recorrerlo. De ellas aprenderá el origen del hombre como una potencialidad divina, su evolución a través de las experiencias séptuples de la forma, y de su trascendencia última del a forma en el desarrollo de la realidad espiritual, aprenderá sobre los siete planos y las posibilidades de esos planos, y sabrá también de la existencia de los Maestros.  Habiendo aprendido todas estas cosas, habiendo, como si fuera, adquirido la teoría de la ciencia esotérica, ¿Cómo ha de traducir el candidato esa teoría en práctica? ¿Cómo ha de experimentar personalmente lo que lee? Puede conseguir la percepción del plano astral por el uso de la autohipnosis y las drogas; el método es simple, pero las consecuencias son desastrosas para el Ser superior. Puede también traer el astral a la manifestación sobre el plano físico por el uso de la magia. El conocimiento de estos métodos, sin embargo, está cuidadosamente guardado, y no se obtienen fácilmente, ni puede ser usado por nadie de modo seguro excepto por un Adepto.  El modo de conseguir un conocimiento personal de los mundos superiores puede decirse fácilmente, aunque no pueda ser practicado tan fácilmente. Los sentidos de la individualidad pueden conocer estos mundos; si por lo tanto los aspectos superiores del hombre, la naturaleza espiritual y el poder del pensamiento abstracto, se cultivan hasta que hayan alcanzado un grado considerable de desarrollo, y si el foco de la consciencia se transfiere de la personalidad, la unidad de encarnación, a la individualidad, la unidad de evolución, se encontrará que es posible desarrollar más estos aspectos de la naturaleza, hasta que el universo sea aprehendido en términos de pensamiento abstracto e intuición espiritual. La transferencia del foco de la conciencia se consigue transfiriendo el foco del deseo por las cosas de los sentidos a las cosas del espíritu. No es suficiente que la voluntad esté dirigida a un objetivo espiritual; debe alcanzarse un etapa de desarrollo en la cual los deseos espontáneos sean también dirigidos allí. Muchos pretendientes a iniciados comenten el error de pensar que la voluntad de iniciarse es suficiente, pero no es éste el caso; la mayoría de los deseos de la naturaleza, tanto consciente como subconsciente, deben ser vueltos de las cosas de los sentidos hacia las cosas del espíritu; y puesto que la mente subconsciente contiene mucho que concierne a la infancia de la raza y tiende hacia la materia en sus formas más densas, es necesario extender la consciencia lejos en lo que es usualmente el territorio de la subconsciencia a fin de asegurarse la asimilación de los deseos instintivos para las metas de la naturaleza espiritual.  A fin de conseguir esta asimilación debemos primero conocernos en nuestros aspectos más primitivos, y sublimar entonces esos aspectos hasta que puedan ser asimilados por la personalidad; pues hasta que la personalidad misma no haya sido integrada, no podrá buscar deliberadamente, y por su propia volición iluminada, la culminación de su vida en los ideales de la individualidad. Esta es la apoteosis de la personalidad; es por esto que el hambre del alma está siempre gritando, pues no puede encontrar satisfacción en las cosas de los sentidos. La unión con el aspecto divino del ser, el dios Interno, debe preceder a la percepción del dios del todo del que no es sino una parte. El nivel espiritual de la naturaleza del hombre no es sino una porción circunscripta del Espíritu Uno, el Todo, el aspecto Noumenal de la manifestación. Para aquello que es en sí Noumenal, o una realidad subyacente, no puede haber satisfacción en lo que es fenomenal, o de la naturaleza de la experiencia proyectada. La chispa de la Luz Divina, que es el núcleo del ego reencarnante, o individualidad, debe asociarse con sus iguales si es que ha de conocer la compañía; el aspecto espiritual del instinto de asociación sólo puede alcanzar la satisfacción a través de la unión con el Espíritu; no tiene lugar de reposo en el mundo de los fenómenos, y si alguna vez la conciencia ha sido elevada a la aprehensión de las realidades espirituales aparte de las experiencias en el mundo de la forma, nunca aceptará de nuevo como válido nada que no tenga un núcleo noumenal. Tal realidad, una vez experimentada, trayendo, como lo hace, la satisfacción completa de la vida misma, no de cualquier apetito saciado, forma el tipo de toda satisfacción futura y determina su validez. Si tal experiencia tiene lugar alguna vez en la historia del ego encarnante, nunca se olvidará, sino que será llevada adelante vida tras vida, e impresa en el subconsciente de la personalidad, la unidad de encarnación, hasta el tiempo en que la evolución haga posible para aquello que es ultra-consciente el hacerse consciente.  La primera iniciación consiste en el relámpago de consciencia cósmica en la que el ego ve con los ojos del espíritu en vez de con los ojos de la carne. Esto sólo se consigue por la exaltación de la consciencia, y viene desde dentro. Pero habiendo sido conocida tal experiencia, para reproducirla en cualquier encarnación posterior es necesario sólo vincular la consciencia con la subconsciencia por medio de una cadena asociativa, a fin de traer este aspecto particular de contenido subconsciente a la percepción consciente. Esto se consigue por medio de la iniciación ritual, y el simbolismo del ritual empleado está destinado a la consciencia a lo largo de la cadena asociativa apropiada, lo que terminará en la memoria de la Luz de la Realidad.  La iniciación ritual no puede hacer más que esto, pero es suficiente; pues en la Gran Luz, la Maestría está comprendida. El psíquico desarrollado o el mago completamente entrenado pueden convertirse en un Adepto sobre todos los planos del cubo de manifestación, pero detrás yace algo más, que tiene sus afinidades con eso que, en relación con el universo solar; es inmanifestado, siendo Cósmico. Nadie puede llamarse iniciado que no haya experimentado la consciencia cósmica. Pasar a través de los grados de los Misterios Mayores sin ella puede no significar más que un cataclismo físico, siendo cegados los ojos por un exceso de luz para el que la consciencia no tiene símbolo alguno con el que interpretarla; por otra parte, el neófito, si está preparado adecuadamente, puede ver la Luz detrás de los símbolos y recibir la iluminación.  Si las páginas anteriores han de entenderse, no deben interpretarse en su significado literal o verbal. Esas cosas que pretenden describir no tiene palabras o imágenes en lenguaje para representarlas. A fin de llegar a su significado el lector deberá interpretarlas por medio de experiencia análogas que le sean propias. Si no tiene una experiencia análoga, no recibirá la impresión que se pretende transmitir, y, sin faltarle razón, considerará estas cosas como tonterias. A uno así no puedo ofrecerle nada; el tiempo evolutivo debe hacer su trabajo.  https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/apoteosis%7Csort:relevance/secreto-masonico/bOr9DHfZzJg/k4uzddplW9UJ
  3. Carlos Salinas de Gortari Ex presidente de México, masón- Caballero de Colón - Caso Cardenal Posadas Ocampo y la Masonería - Dónde encontrar los Detalles del ingreso de Carlos Salinas de Gortari a la francmasonería
  4. SECRETO MASONICO › Conciencia de la Kabbalah: Una ley universal
    Ningún desafío que estés enfrentando es infranqueable.
    Es una ley universal el que nunca recibirás algo que no puedas manejar o algo que al final no te traerá más felicidad. Sólo debemos confiar en ello.

    Yehuda Berg
    Leer más en: https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/sU8r9FABu5Y
    Foto: SECRETO MASONICO › Conciencia de la Kabbalah: Una ley universal Ningún desafío que estés enfrentando es infranqueable. Es una ley universal el que nunca recibirás algo que no puedas manejar o algo que al final no te traerá más felicidad. Sólo debemos confiar en ello.  Yehuda Berg Leer más en: https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/sU8r9FABu5Y
  5. Gracias Q.H. POR RECIBIR MI INVITACIÓN, SALUDOS DESDE ARGENTINA - MENDOZA Y DE MI PARTE MI V.M. Y L.L Lautaro de Mendoza.
    C.M. Juan Carlos, HURTADO
  6. ¿Existe la Reencarnación?
    Visite por ocho días un pequeño pueblo en Veracruz, México, no diré el nombre del bello poblado, por razones tácticas. El pueblo no es nada feo, es demasiado pequeño, y las ruinas arqueológicas no son inferiores, y apenas y han sido estudiadas. Veracruz es infinitamente más bello de lo que me imagine, junto a los restos antiguos, una gran población moderna, con carácter, que no usurpa el viejo y glorioso nombre. Me hubiese marchado en cuatro días, sin embargo, algo me detuvo, era un viejo chaman, uno de los seres más maravillosos que puede encontrarse en la Tierra. Traía una recomendación para un hermano masón que estudia la Vieja Tradición esotérica Mexicana y que ha sido para mí un óptimo guía en el profundo Veracruz. Una noche mágica, mientras paseaba solo y contemplativo por la carretera que va hacia la costa, vi pasar, trotando , al hermano masón, experto en la vieja tradición esotérica de los Antiguos Mexicanos. No me reconoció, pero yo le llamé y vino. -¿Adónde va Trotando así Q:.H:.? Me pareció en seguida un poco confundido y que en lo profundo maldecía de todo corazón el encuentro conmigo. Luego se decidió pareció recordar la fraternidad y comenzó a sonreír y contestó: -Tengo una cita con un hombre blanco y barbudo que llegó a México antes que Hernán Cortes y no puedo hacer esperar a quien llega de tan lejos. Creí por un momento que bromeaba y que quería librarse de mí humorísticamente, o bien parecer un orate peligroso para que yo huyera. -¿Un hombre Blanco en México antes de Hernán Cortez? -Si no me cree -replicó el Hermano Masón acompáñeme y se lo haré conocer. Tal vez no le disgustará un visitante masón más. Pero es preciso apretar el paso aún más. Durante el trayecto -caminamos por una zona selvática todavía una medio Kilómetro - el Hermano masón me explicó el misterio. El hombre que íbamos a ver se llama, en realidad, Santiago y no es un hombre precisamente Blanco, más bien es moreno como nosotros, y no parece tener más de medio siglo, pero se hace pasar, desde hace algún tiempo, por resucitado, inmortal y redivivo, y como tal le consideran algunos de sus discípulos griegos y extranjeros. -Ha prometido -añadió el Hermano Masón esta tarde darme las pruebas de su verdadera identidad y siento una gran curiosidad por ver lo que inventará. Llegamos pronto a una especie de hostal rústico que tenía, sobre la puerta, una inscripción en caracteres aztecas. Pregunté a mi hermano masón qué significaba aquella inscripción. -Es uno de los «Versos » atribuidos a Netzahualcóyotl -me contestó-, y quiere decir: «Fuera del templo no revelar los Secretos.» Fuimos introducidos por un criado: moreno claro de piel, de cabellos cortos y de uñas sucias, en una habitación que tenía en el fondo una especie de alcoba cerrada por una cortina. Una vez nos quedamos solos, esperé la aparición de Santiago, pero, con gran sorpresa mía, el hermano masón se aproximó a la cortina y anunció su propia llegada, añadiendo quién era yo, le dijo es un hermano masón. De la cortina salió una voz áspera que dijo: -Que el Miembro de la nueva Atlántida sea admitido entre los cismáticos, pensé eso de la Nueva Atlántida se refiere a nosotros los masones, es claro, refiriéndose a Sir Francis Bacon, recordaba su libro de referencia. -El filósofo Santiago -manifestó en voz baja a mi hermano masón guía, que no quiero decir su nombre, porque es conocido por muchos masones del Estado de Veracruz- dice que el Masón Mexicano sea admitido entre los oyentes. Luego añadió en voz alta: -Señor Sergio, ¿recuerda por qué razones me ha hecho venir esta noche? -¿Quiere que no recuerde una palabra dicha hace tres días el hombre que recuerda las palabras pronunciadas hace siglos? Sergio nos explicó de un extraño aparato, que estaba al lado de nosotros, conectado a la luz eléctrica, era un dispositivo a laminas de aluminio intercaladas por laminas de vidrio, la electricidad pasaba por las laminas, nos explicó de maravillas de ese extraño aparato; la electricidad brincaba de una lamina a otra eso era visible, lo que me sorprendió fue que al verlo emanaba unas ondas casi invisibles, pero presentes de alguna manera, luego añadió: Ustedes saben ciertamente que en una de mis primeras apariciones hablaba a mis discípulos siempre escondido, detrás de una cortina y no quiero cambiar de costumbre aunque los tiempos sean muy distintos. Pero puedo, para vencer sus dudas, mostrarles una parte de mi cuerpo. ¿Recordáis cuál era el signo visible de mi naturaleza entre lo humano y lo divino? -Lo sé -contestó seriamente mi hermano masón-. Creo que lo dijo ya algún apóstol de Cristo en los Evangelios. El verdadero Santiago tenía una lengua de fuego que salía de su frente. Apenas hubo pronunciado estas palabras, pronuncio unas oraciones, y asomó un poco la cortina y apareció fuera su rostro y para sorpresa mía su frente estaba iluminada por una refulgencia de color violeta. Nos acercamos él: y esa luz maravillosa parecía resplandecer, ¿sería un truco? no lo sé . ¿una señal que era un viejo apóstol de Cristo ? No hubo tiempo para preguntárselo, pues la luz , después de tres o cuatro minutos , despareció . -¿Está petulante? -preguntó la voz del filósofo invisible. Mi Hermano masón me miró, sonrió y no se dignó contestar. -¿Qué hay de extraño, al fin y al cabo, en mi resurrección? -prosiguió la voz-. Ustedes saben, por las leyendas, que antes de ser quien soy ahora, era como ustedes. Y si el cuerpo llamado Pitágoras se hizo polvo en el 496 antes de Cristo, mi alma ha vuelto luego numerosas veces a la tierra en cuerpos diversos y bajo diversos nombres, uno de ellos Santiago el Apóstol de Cristo. Hoy me llamo, en los registros de la población, Sergio García, pero soy en realidad siempre el mismo, fui dijo: Quetzalcóatl, el hombre blanco y barbudo, si, la serpiente emplumada, que visito América antes que Cristóbal Colón. Todas las almas transmigran y vuelven, pero yo solo, gracias al elemento divino que me eleva por encima de los hombres, tengo el privilegio de recordar las existencias pasadas y tener conciencia de mi perenne identidad a través de las varias vidas. »Y les confesaré que nunca tuve tanta satisfacción en mis reapariciones como esta vez. Recordarán que el fundamento de mi sistema era el número y que todo se reduce, a mi juicio, a los números. Y hoy, finalmente, el mundo me da la razón, aunque sin referirse a mi doctrina. He viajado, como ya hice las otras veces, por varios países de la Tierra y en todas partes no leí ni oí más que cifras. Toda ciencia se halla reducida hoy a fórmulas numéricas; y hay ciencias enteras, como la astronomía y la estadística, que no tratan más que de números. Entrad en las innumerables administraciones que cubren la Tierra, y que ustedes llaman oficinas, contabilidad, tesoro, casas de banca, y no se ven más que cifras escritas en grandes volúmenes y no se oye más que hablar de números. Cada soldado tiene su número, cada presidiario es llamado con una cifra, los habitantes de las grandes ciudades son designados en los libros con el número de un teléfono. En ese nuevo templo que se llama la Bolsa no se oye gritar más que números, y todas las naciones, en vez de enorgullecerse de sus glorias, ponen orgullosamente por delante las cifras de sus habitantes, de su superficie, de sus importaciones y exportaciones. Por las carreteras corren coches aulladores que llevan todos, para ser reconocidos, un número; y, en el cielo, las máquinas volantes llevan igualmente sus números entre las nubes. Y en el país en donde han nacido ustedes, y que conozco, he oído juzgar y evaluar a los hombres por medio de cifras; éste vale tres millones; aquel otro, ochocientos mil solamente. Éste es, pues, el siglo de los números omnipresentes y triunfantes, el siglo, por excelencia, pitagórico. »Y así se puede llamar también por otra razón. Fundé en Crotona, como saben, una confraternidad de ascetas que tenía un doble carácter, místico y político. Mi sociedad fue dispersada después de mi muerte, porque al genio griego repugnaba la subordinación de los individuos a un principio y a una disciplina. Hoy mi sistema triunfa. He vivido en varios siglos, pero en ninguno, como en éste, he visto una tal cantidad de asociaciones y en ninguna otra época, el individuo estuvo sometido, como hoy, al grupo de que forma parte. En algunos países no hay hombre que no pertenezca a una secta, a una congregación, a un partido, a una liga, a un ejército, a una academia, a un cenobio, a un sindicato, a una sociedad pública o secreta. Órdenes monásticas, conventos; logias masónicas, teosóficas, antropomórficas y ocultistas; corporaciones y federaciones, hermandades y consorcios- Think Tanks , clanes e illuminatis: todo el género humano, desde los salvajes a los civilizados, forma parte de una asociación y se halla ligado estrechamente a una colectividad. Mi sueño, prematuro hace veinticuatro siglos, es hoy una realidad universal. El individuo no existe ya más que en la teoría pura; en la práctica cada hombre es un átomo, una rueda, un número, un sectario. »Consideren este doble orden de hechos, visibles en todas las partes de la Tierra: el triunfo del número y de la asociación, y reconocerán conmigo que ningún tiempo como el presente puede alabarse de estar conforme con mi antigua doctrina. Y ninguna época era favorable, como ésta, para mi trigésima resurrección. La voz, finalmente, enmudeció. -Pero hoy, ¡oh, divino Pitágoras! -dijo Mi hermano masón -, nadie tiene escrúpulos en comer carne y habas. - ¡Simplezas! ¡Tonterías! -replicó en tono despreciativo la voz del hombre invisible-. A tiempos nuevos, preceptos nuevos. Estoy dispuesto a hacer todas las concesiones sobre el particular siempre que lo esencial de mi pensamiento, como ahora ocurre, sea respetado y aplicado. Con muchas atenciones nos despedimos de la cortina y del hombre de la luz violeta. Pero luego, durante el camino hasta Coatzacoalcos, no hicimos más que reír. Ha sido la única velada agradable desde que llegue a Veracruz. Alcoseri -https://groups.google.com/forum/#!forum/secreto-masonico
    Foto: ¿Existe la Reencarnación? Visite por ocho días un pequeño pueblo en Veracruz, México, no diré el nombre del bello poblado, por razones tácticas. El pueblo no es nada feo, es demasiado pequeño, y las ruinas arqueológicas no son inferiores, y apenas y han sido estudiadas. Veracruz es infinitamente más bello de lo que me imagine, junto a los restos antiguos, una gran población moderna, con carácter, que no usurpa el viejo y glorioso nombre. Me hubiese marchado en cuatro días, sin embargo, algo me detuvo, era un viejo chaman, uno de los seres más maravillosos que puede encontrarse en la Tierra. Traía una recomendación para un hermano masón que estudia la Vieja Tradición esotérica Mexicana y que ha sido para mí un óptimo guía en el profundo Veracruz. Una noche mágica, mientras paseaba solo y contemplativo por la carretera que va hacia la costa, vi pasar, trotando , al hermano masón, experto en la vieja tradición esotérica de los Antiguos Mexicanos. No me reconoció, pero yo le llamé y vino. -¿Adónde va Trotando así Q:.H:.? Me pareció en seguida un poco confundido y que en lo profundo maldecía de todo corazón el encuentro conmigo. Luego se decidió pareció recordar la fraternidad y comenzó a sonreír y contestó: -Tengo una cita con un hombre blanco y barbudo que llegó a México antes que Hernán Cortes y no puedo hacer esperar a quien llega de tan lejos. Creí por un momento que bromeaba y que quería librarse de mí humorísticamente, o bien parecer un orate peligroso para que yo huyera. -¿Un hombre Blanco en México antes de Hernán Cortez? -Si no me cree -replicó el Hermano Masón acompáñeme y se lo haré conocer. Tal vez no le disgustará un visitante masón más. Pero es preciso apretar el paso aún más. Durante el trayecto -caminamos por una zona selvática todavía una medio Kilómetro - el Hermano masón me explicó el misterio. El hombre que íbamos a ver se llama, en realidad, Santiago y no es un hombre precisamente Blanco, más bien es moreno como nosotros, y no parece tener más de medio siglo, pero se hace pasar, desde hace algún tiempo, por resucitado, inmortal y redivivo, y como tal le consideran algunos de sus discípulos griegos y extranjeros. -Ha prometido -añadió el Hermano Masón esta tarde darme las pruebas de su verdadera identidad y siento una gran curiosidad por ver lo que inventará. Llegamos pronto a una especie de hostal rústico que tenía, sobre la puerta, una inscripción en caracteres aztecas. Pregunté a mi hermano masón qué significaba aquella inscripción. -Es uno de los «Versos » atribuidos a Netzahualcóyotl -me contestó-, y quiere decir: «Fuera del templo no revelar los Secretos.» Fuimos introducidos por un criado: moreno claro de piel, de cabellos cortos y de uñas sucias, en una habitación que tenía en el fondo una especie de alcoba cerrada por una cortina. Una vez nos quedamos solos, esperé la aparición de Santiago, pero, con gran sorpresa mía, el hermano masón se aproximó a la cortina y anunció su propia llegada, añadiendo quién era yo, le dijo es un hermano masón. De la cortina salió una voz áspera que dijo: -Que el Miembro de la nueva Atlántida sea admitido entre los cismáticos, pensé eso de la Nueva Atlántida se refiere a nosotros los masones, es claro, refiriéndose a Sir Francis Bacon, recordaba su libro de referencia. -El filósofo Santiago -manifestó en voz baja a mi hermano masón guía, que no quiero decir su nombre, porque es conocido por muchos masones del Estado de Veracruz- dice que el Masón Mexicano sea admitido entre los oyentes. Luego añadió en voz alta: -Señor Sergio, ¿recuerda por qué razones me ha hecho venir esta noche? -¿Quiere que no recuerde una palabra dicha hace tres días el hombre que recuerda las palabras pronunciadas hace siglos? Sergio nos explicó de un extraño aparato, que estaba al lado de nosotros, conectado a la luz eléctrica, era un dispositivo a laminas de aluminio intercaladas por laminas de vidrio, la electricidad pasaba por las laminas, nos explicó de maravillas de ese extraño aparato; la electricidad brincaba de una lamina a otra eso era visible, lo que me sorprendió fue que al verlo emanaba unas ondas casi invisibles, pero presentes de alguna manera, luego añadió: Ustedes saben ciertamente que en una de mis primeras apariciones hablaba a mis discípulos siempre escondido, detrás de una cortina y no quiero cambiar de costumbre aunque los tiempos sean muy distintos. Pero puedo, para vencer sus dudas, mostrarles una parte de mi cuerpo. ¿Recordáis cuál era el signo visible de mi naturaleza entre lo humano y lo divino? -Lo sé -contestó seriamente mi hermano masón-. Creo que lo dijo ya algún apóstol de Cristo en los Evangelios. El verdadero Santiago tenía una lengua de fuego que salía de su frente. Apenas hubo pronunciado estas palabras, pronuncio unas oraciones, y asomó un poco la cortina y apareció fuera su rostro y para sorpresa mía su frente estaba iluminada por una refulgencia de color violeta. Nos acercamos él: y esa luz maravillosa parecía resplandecer, ¿sería un truco? no lo sé . ¿una señal que era un viejo apóstol de Cristo ? No hubo tiempo para preguntárselo, pues la luz , después de tres o cuatro minutos , despareció . -¿Está petulante? -preguntó la voz del filósofo invisible. Mi Hermano masón me miró, sonrió y no se dignó contestar. -¿Qué hay de extraño, al fin y al cabo, en mi resurrección? -prosiguió la voz-. Ustedes saben, por las leyendas, que antes de ser quien soy ahora, era como ustedes. Y si el cuerpo llamado Pitágoras se hizo polvo en el 496 antes de Cristo, mi alma ha vuelto luego numerosas veces a la tierra en cuerpos diversos y bajo diversos nombres, uno de ellos Santiago el Apóstol de Cristo. Hoy me llamo, en los registros de la población, Sergio García, pero soy en realidad siempre el mismo, fui dijo: Quetzalcóatl, el hombre blanco y barbudo, si, la serpiente emplumada, que visito América antes que Cristóbal Colón. Todas las almas transmigran y vuelven, pero yo solo, gracias al elemento divino que me eleva por encima de los hombres, tengo el privilegio de recordar las existencias pasadas y tener conciencia de mi perenne identidad a través de las varias vidas. »Y les confesaré que nunca tuve tanta satisfacción en mis reapariciones como esta vez. Recordarán que el fundamento de mi sistema era el número y que todo se reduce, a mi juicio, a los números. Y hoy, finalmente, el mundo me da la razón, aunque sin referirse a mi doctrina. He viajado, como ya hice las otras veces, por varios países de la Tierra y en todas partes no leí ni oí más que cifras. Toda ciencia se halla reducida hoy a fórmulas numéricas; y hay ciencias enteras, como la astronomía y la estadística, que no tratan más que de números. Entrad en las innumerables administraciones que cubren la Tierra, y que ustedes llaman oficinas, contabilidad, tesoro, casas de banca, y no se ven más que cifras escritas en grandes volúmenes y no se oye más que hablar de números. Cada soldado tiene su número, cada presidiario es llamado con una cifra, los habitantes de las grandes ciudades son designados en los libros con el número de un teléfono. En ese nuevo templo que se llama la Bolsa no se oye gritar más que números, y todas las naciones, en vez de enorgullecerse de sus glorias, ponen orgullosamente por delante las cifras de sus habitantes, de su superficie, de sus importaciones y exportaciones. Por las carreteras corren coches aulladores que llevan todos, para ser reconocidos, un número; y, en el cielo, las máquinas volantes llevan igualmente sus números entre las nubes. Y en el país en donde han nacido ustedes, y que conozco, he oído juzgar y evaluar a los hombres por medio de cifras; éste vale tres millones; aquel otro, ochocientos mil solamente. Éste es, pues, el siglo de los números omnipresentes y triunfantes, el siglo, por excelencia, pitagórico. »Y así se puede llamar también por otra razón. Fundé en Crotona, como saben, una confraternidad de ascetas que tenía un doble carácter, místico y político. Mi sociedad fue dispersada después de mi muerte, porque al genio griego repugnaba la subordinación de los individuos a un principio y a una disciplina. Hoy mi sistema triunfa. He vivido en varios siglos, pero en ninguno, como en éste, he visto una tal cantidad de asociaciones y en ninguna otra época, el individuo estuvo sometido, como hoy, al grupo de que forma parte. En algunos países no hay hombre que no pertenezca a una secta, a una congregación, a un partido, a una liga, a un ejército, a una academia, a un cenobio, a un sindicato, a una sociedad pública o secreta. Órdenes monásticas, conventos; logias masónicas, teosóficas, antropomórficas y ocultistas; corporaciones y federaciones, hermandades y consorcios- Think Tanks , clanes e illuminatis: todo el género humano, desde los salvajes a los civilizados, forma parte de una asociación y se halla ligado estrechamente a una colectividad. Mi sueño, prematuro hace veinticuatro siglos, es hoy una realidad universal. El individuo no existe ya más que en la teoría pura; en la práctica cada hombre es un átomo, una rueda, un número, un sectario. »Consideren este doble orden de hechos, visibles en todas las partes de la Tierra: el triunfo del número y de la asociación, y reconocerán conmigo que ningún tiempo como el presente puede alabarse de estar conforme con mi antigua doctrina. Y ninguna época era favorable, como ésta, para mi trigésima resurrección. La voz, finalmente, enmudeció. -Pero hoy, ¡oh, divino Pitágoras! -dijo Mi hermano masón -, nadie tiene escrúpulos en comer carne y habas. - ¡Simplezas! ¡Tonterías! -replicó en tono despreciativo la voz del hombre invisible-. A tiempos nuevos, preceptos nuevos. Estoy dispuesto a hacer todas las concesiones sobre el particular siempre que lo esencial de mi pensamiento, como ahora ocurre, sea respetado y aplicado. Con muchas atenciones nos despedimos de la cortina y del hombre de la luz violeta. Pero luego, durante el camino hasta Coatzacoalcos, no hicimos más que reír. Ha sido la única velada agradable desde que llegue a Veracruz. Alcoseri - https://groups.google.com/forum/#!forum/secreto-masonico
  7. La palabra SECRETA del maestro masón se ha perdido. ¿Cómo buscarla? ¿CÓMO ENCONTRARLA?Cuando pierdes algo, debes buscarlo exactamente en el lugar donde lo has perdido. Estudia, observa, vigila: ¿dónde exactamente pierdes el ser y la conciencia? ¿En qué te pierdes a ti mismo? No descubrirás esto hablando el viejo lenguaje o cultivando las viejas actitudes. No encontrarás el Secreto yendo hacia “lo externo”, sino sólo a través de ver dentro de tí, claramente y con precisión, cómo fue la palabra
    perdida. Sólo entonces tú aparecerás. Que tu amor a la verdad te de la
    fortaleza y la comprensión para tolerar la energía de este mensaje y
    la luz que le sigue de acuerdo a la misma Verdad.
    LEER MÁS EN: https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/interioridad$20%7Csort:relevance/secreto-masonico/rwpM_EO0Crs/Qw9U1XvHce8J
    Foto: La palabra SECRETA  del maestro masón  se ha perdido. ¿Cómo buscarla? ¿CÓMO ENCONTRARLA?Cuando pierdes algo, debes buscarlo exactamente en el lugar donde lo has perdido. Estudia, observa, vigila: ¿dónde exactamente pierdes el ser y la conciencia? ¿En qué te pierdes a ti mismo? No descubrirás esto hablando el viejo lenguaje o cultivando las viejas actitudes. No encontrarás el Secreto yendo hacia “lo externo”, sino sólo a través de ver dentro de tí, claramente y con precisión, cómo fue la palabra  perdida. Sólo entonces tú aparecerás. Que tu amor a la verdad te de la  fortaleza y la comprensión para tolerar la energía de este mensaje y  la luz que le sigue de acuerdo a la misma Verdad.   LEER MÁS EN: https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/interioridad$20%7Csort:relevance/secreto-masonico/rwpM_EO0Crs/Qw9U1XvHce8J
  8. La Clarividencia corresponde al Mercurio de los Sabios y la
    Clariaudiencia al Azufre de los Sabios. ----Robert Ambelain
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  9. La inmensidad divina, que también nombramos como mundo divino e increado, que es por consecuencia indefinible, que domina y separa el espacio universal y los mundos creados, es una inmensidad sin hitos ni límites que se acrecienta sin cesar...Ver más
    Foto: La inmensidad divina, que también nombramos como mundo divino e increado, que es por consecuencia indefinible, que domina y separa el espacio universal y los mundos creados, es una inmensidad sin hitos ni límites que se acrecienta sin cesar y aumenta sin fin para contener la multitud inmensa de seres espirituales e inteligentes emanados del seno del Creador. Dios es el Centro, y desde ese Centro lo llena todo. Esta concentrado en su incomprensible unidad, tanto, que la manifiesta por los actos y producciones de su inefable Trinidad divina, que adoramos bajo los nombres de Padre, Hijo y Espíritu Santo, que forman conjuntamente el eterno triángulo divino en el que la unidad divina es el principio y el centro. Este triángulo divino esta rodeado de la multitud inmensa de seres espirituales e inteligentes del que son emanados, y forman conjuntamente cuatro clases distintas en acciones, virtudes y poderes, que la Iglesia cristiana reverencia bajo los nombres de ángeles, arcángeles, querubines y serafines. Nombramos con Moisés la primera: círculos de espíritus superiores y le damos el número 10, como corresponsales y agentes inmediatos del poder divino del Creador. Hagamos mención de la segunda: círculo de espíritus mayores y le damos el número 8, que es el doble poder que pertenece a los Hijos de lo divino, que manifiestan el poder del Padre del que son imagen y operan el suyo propio, los denominamos espíritus octogésimos y agentes inmediatos del poder octogésimo de los Hijos. Mencionaremos la tercera clase: círculo de espíritus inferiores septenarios, como corresponsales y agentes inmediatos de la actividad divina del Espíritu Santo, en que el número característico es el 7. Finalmente nombremos la cuarta clase: círculo de espíritus menores ternarios al que damos el número 3, como agentes y corresponsales de la cúatriple esencia divina para la manifestación de las operaciones del sagrado ternario divino. Pero no perdamos de vista que los números de acción 10, 8, 7 y 3 que caracterizan estas cuatro clases, reunidos suman 28 = 10; lo que demuestra que toda acción espiritual proviene de la unidad; y si trazamos este número 10 así: I , figurará la omega, el Principio y el Todo, una parte por la I central, la otra por la circunferencia que la rodea. Los seres espirituales de estas cuatro clases son todos iguales por naturaleza, pero difieren todos, lo mismo en cada círculo, como ya hemos dicho en otra parte, por su modo de acción, su virtud y su poder; de suerte que cada círculo tiene también sus superiores, sus mayores, sus inferiores y sus menores. Esta inmensidad era todo lo que existía antes de la prevaricación de los ángeles rebeldes. El universo físico temporal es un espacio inmenso e inconmensurable creado por el Todo Poder en el instante mismo de la prevaricación de los ángeles rebeldes, por la manifestación de su gloria, su poder y su justicia, y por ser el lugar de exilio y privación de los prevaricadores. Este espacio está limitado y rodeado por todas partes por una inmensa circunferencia ígnea e impenetrable, denominada filosóficamente "eje del fuego central", formado por la multitud de espíritus inferiores que permanecieron fieles, y que recibieron la orden del Creador de defenderlo contra toda contracción demoníaca durante la duración del intervalo de tiempo fijado por la justicia. Es en este maravilloso espacio, donde, en el momento de la explosión del caos, fueron puestas en acción y movimiento todas las partes del universo creado, cielos, astros, estrellas, planetas, los cuerpos terrestres y celestes, y en general todos los seres activos y pasivos de la naturaleza, donde todas sus partes y cada una en particular operan con una precisión admirable sus acciones diarias, conforme a las leyes de orden recibidas del divino Creador. Este espacio se compone de dos partes principales. En el centro de la parte inferior denominada mundo terrestre, esta emplazado el cuerpo general terrestre o tierra propiamente dicha, rematada de tres planetas inferiores denominados Júpiter, Venus y Luna que esparcen su influencia y operan inmediatamente sobre ellos su acción en correspondencia con los cuatro planetas superiores. La parte superior del espacio universal, llamado mundo celeste, contiene los cuatro planetas superiores denominados Saturno, Sol, Mercurio y Marte, que forman en su conjunto las cuatro regiones celestes, dominan lo universal y están en correspondencia con los cuatro círculos espirituales del mundo sobre celeste que los corona y del que hablaremos más adelante. Es en el centro de las cuatro regiones celestes de este cuaternario temporal donde Moisés ha situado, con el árbol de la vida, el paraíso terrenal que los geómetras materialistas buscan en la tierra. Es en este mismo centro regional que ha situado al hombre emancipado, pura y santa imagen y semejanza de Dios, y donde ha establecido la sede de su dominio universal sobre los seres y las cosas creadas. Por debajo del mundo celeste y las cuatro regiones planetarias superiores que la componen, existe otro espacio inmenso denominado inmensidad y mundo sobre celeste o por encima de lo celeste, creado al mismo tiempo que los mundos inferiores. Esta inmensidad rodea, protege y defiende poderosamente contra toda acción demoníaca la circunferencia ígnea del eje de fuego central que marca y limita para siempre el espacio universal. Ella separa la inmensidad divina increada de los tres mundos inferiores creados; esta habitada y ocupada por la multitud de seres espirituales que el Creador ha sometido a la ley del tiempo, forman en similitud de la inmensidad cuatro clases distintas por su número de acción, por su virtud, su facultad y grado de poder temporal del que están revestidas. El cuarto círculo que los sabios han nombrado como círculo de los espíritus menores cuaternarios esta hecho a imagen y semejanza del centro divino con el cual esta unido por su línea perpendicular. Es en este círculo donde al Creador le ha complacido emanar de su seno y establecer la clase general de las inteligencias humanas llamadas hombres, por el acto absoluto de su sexto pensamiento de creación, por ser su cabeza de emanación, sexto pensamiento del que ha hecho un sexto día como si en Dios pudiera haber ni tiempo, ni día, ni intervalo. Es de este mismo círculo de donde le ha complacido, acto seguido, emancipar y sacar al primer hombre que nosotros llamamos Adán, aunque este no sea su verdadero nombre, y de enviarlo puro y santo a habitar el centro de las cuatro regiones superiores del mundo celeste, y establecer allí la sede del dominio universal con que le había revestido sobre todas las cosas creadas. Es también en este centro regional que deberían ser emancipados y enviados a su alrededor todos los otros hombres menores de su clase, para los que pediría al Creador la emancipación para venir a ayudarle en sus augustas funciones con el fin de oponerse a la multitud de espíritus rebeldes y contener todos juntos su acción perversa. Dios, emancipando a Adán y enviándolo a cumplir su misión en el centro de las cuatro regiones celestes, donde todo esta sujeto a formas corporales necesarias para devolverse mutuamente la acción de los seres que son sensibles a aquellos que les rodean, lo ha revestido de un forma corporal gloriosa impasible e incorruptible, que podría reintegrarlo en él y reproducir fuera de él, tal como nuestro divino Redentor Jesucristo ha presentado después de su resurrección a los hombres por modelo. Revistiéndolo de ese cuerpo glorioso, Dios lo dotó al mismo tiempo del verbo de creación de formas gloriosas parecidas a la suya, con el fin de que pudiera a su vez revestir a los hombres menores que fueran emancipados después de él, y enviar al centro regional celeste para ayudarlo contra los culpables en su misión que tornaría común a todos. La expresión empleada de "un puro limo de tierra", que indica naturalmente una sustancia fina y sutil, pues es dicho en nuestras versiones que Dios formó el cuerpo del primer hombre puro e inocente, no contradice en absoluto lo que acabamos de decir sobre la naturaleza de los cuerpos gloriosos impasibles e incorruptibles. Pero no obstante, esta expresión ha inducido a los traductores del texto hebreo y sus comentaristas a considerar el cuerpo de Adán únicamente como terrestre y en consecuencia material, cuando esto no era así, y he ahí una de las causas principales de las subversiones materiales que formulan en el resto de su descripción. Esta inducción por ellos transmitida, sin duda alguna de buena fe, ha podido subyugar la docilidad de los lectores, un tanto ya predispuestos por razón de un cierto respeto religioso por las cosas santas reveladas, a admitirla sin examen previo, pero esta inducción no ha podido convencer a aquellos que reflexionan desde un punto de vista de madurez sobre los hechos que les son presentados. Nosotros decimos a todo aquel que quiera oírnos que Adán no fue asimilado a los otros animales por la vida pasiva que le fue dada, y que su cuerpo glorioso no fue materializado, más que en los abismos de la tierra donde fue precipitado por orden del Eterno después de su crimen, y condenado a venir después sobre la superficie terrestre, a unirse por su reproducción corporal, al fruto material que había retirado de su única operación librándose a los consejos pérfidos del jefe de los Demonios. La materia general, tal y como la conocemos, dicha novena porque es un compuesto de tres elementos o principios elementales denominados: Fuego, Agua y Tierra, que son cada uno de los tres, un mixto ternario de tres sustancias simples o esencias espirituales denominadas Azufre, Sal y Mercurio; no es lo que aparenta, y esa apariencia misma no es más que pasajera, y se desvanecerá totalmente con el fin de los siglos. Solamente Dios conoce su duración, ya que, el mismo Nuestro Señor Jesucristo, dice que el fin del mundo no es conocido más que por el Padre y que esa misma apariencia es a la vez desconocida por el Hijo considerado en su humanidad. Algunos se extrañarán que sólo hablemos de tres elementos en lugar de cuatro que son los vulgarmente aceptados, comprendiendo en este número el aire común, casi siempre sobrecargado de las exhalaciones más groseras de los otros tres elementos. En efecto, nosotros no contamos más que tres. El aire, principio tan sutil, no es en absoluto uno de ellos. Es mucho más superior a los otros tres como para poder ser asimilado ni confundido con ellos. Es el carro de vida elemental, que nutre, conserva y vivifica los elementos. Es el punto central del triángulo elemental del que esta unido íntimamente a los ángulos para su conservación temporal. Que aquellos que se extrañen, reflexionen profundamente sobre lo que acabamos de decir en relación al aire como principio, y la extrañeza que venimos de señalar pronto cesará. Para no caer uno mismo en una gran confusión de ideas, es preciso no confundir jamás las esencias espirituosas simples, que son la base fundamental de toda corporación cualquiera, con los principios elementales de los que proviene, ya que unas y otras tienen un origen distinto, con un destino diferente, que la prevaricación del hombre ha podido cambiar, pero no ha podido destruir. La materia no tiene y no puede tener ninguna realidad ni estabilidad absoluta, porque sólo Dios puede dar esa realidad a las producciones inmediatas de su esencia divina, como en efecto la ha dado y la continuará dando a los seres espirituales e inteligencias humanas ya que todas son emanadas de su seno, de donde toman la individualidad, la actividad, la inteligencia, la vida inmortal que los caracteriza, y se convierten de este modo, por su emanación del centro divino, en partícipes de la naturaleza misma de su principio generador que es Dios, quedando, sin embargo, en libertad de quedársele para siempre unidos por el amor y reconocimiento, o por el contrario, separársele por el desprecio absoluto de sus leyes y sus beneficios, en cuanto llega Lucifer y sus seguidores. Llamamos espirituosas a esas tres esencias fundamentales, porque ellas no tienen nada de espiritual, no siendo más que producto de la acción de seres espirituales ternarios, habitantes de la inmensidad divina, que desde el origen de las cosas temporales recibieron del Creador la orden de descender en el espacio creado y de producir fuera de ellos, según la facultad y el poder que esas tres esencias habían sido dotadas. Tampoco podemos considerarlas como materiales, puesto que aún no lo son aunque estando destinadas a convertirse en ello, cuando la justicia divina fije el momento que juzgue conveniente para in corporizar en formas materiales a los espíritus prevaricadores arrepentidos que, motivados por el intelecto y las buenas inspiraciones del hombre menor, hayan deseado el estado de expiación satisfactorio, sin el cual, ningún culpable puede esperar su retorno al bien. Tal es el propósito de la misericordia activa de común acuerdo con la justicia; y he ahí el momento en que el hombre, haciendo uso de sus poderes según la voluntad de su Creador, habría creado la materia por su incorporación en esas formas por medio de una sabia combinación de esencias espirituosas de las que era el principio. Pero el hombre primitivo, engañado y subyugado por los consejos pérfidos de su enemigo que sí conocía el destino de la materia y, sólo deseando separarla de él y de todos su cómplices por todos los medios, fue arrastrado al crimen, equivocando a su alrededor los designios de la justicia divina y destruyendo los de la misericordia, al anticiparse audazmente al tiempo que la justicia divina había decidido para la creación de la materia y agravando su crimen. Por ello, pone colmo a su desgracia haciendo recaer sobre sí mismo y toda su posteridad, el justo castigo expiatorio reservado a su seductor, puesto que por esta culpable anticipación acababa de crear su propia prisión. Aquellos hombres seducidos por las apariencias que sin cesar sacuden sus sentidos, cuyos ojos materiales sólo ven en todo y por todas partes mas que materia, que por ella caen en una especie de embrutecimiento que nos les permite discernir ningún signo de espiritualidad en su ser pensante, se sublevarán contra nuestra aserción de que la materia no es más que aparente y no tiene nada que ver con la realidad, pareciéndoles errónea y loca, pero no es a ellos a quien dirigimos nuestro aserto. Sabemos que son sordos y ciegos e incapaces de comprendernos. Les dejamos, ahí, enterrados en la alta ciencia a la que están fuertemente aferrados. Pero hay una multitud de otros, que flotando aún en cierta incertidumbre, están sin embargo mejor dispuestos a asirse a la verdad cuando ésta se presenta ante ellos, y tienen necesidad de socorro para ayudarles a percibirla. A éstos, les decimos, buscad en las fuentes que la ocultan y no desfallezcáis en esta búsqueda. Que sepan pues que, en la naturaleza, todas las cosas dignas de ocupar al hombre radican en los números fundamentales comprendidos del 1 al 10. Buscad con buenos guías para preservaros del error. La materia tiene también su número propio que ha demostrado ser el 9. Para conocer su valor, buscad su producto, multiplicar pues este número 9 por el mismo, y sumar los números que resultarán, reducirlos a su raíz y el resultado que se obtendrá será 9, lo que viene a demostrar que la materia no puede producir más que materia. Para una segunda operación unir un número cualquiera al número 9, signo característico de la materia, adicionar esos dos números y no quedará más que el número que se le había unido, y el de la materia habrá desaparecido totalmente; lo que también demostrará que la materia no es en absoluto real. Dejamos a los eruditos materialistas que expliquen la razón de porqué de entre todos los números que componen la decena, sólo aquel que caracteriza la materia, es el único que desaparece totalmente ante todos los otros. Nosotros hablamos a menudo de la vida espiritual activa que es la vida del espíritu, y de la vida universal pasiva, y es preciso definir una y otra, pues esta definición es todavía necesaria para muchos seres pensantes. Existe en la naturaleza y principalmente para el hombre menor, para el Adán degradado y castigado, dos vidas muy distintas que no pueden nunca confundirse sin caer en el más grande de los peligros: una es la vida espiritual activa o del espíritu, en tanto que la otra es la vida universal pasiva que es de la materia. La vida del espíritu no ha sido creada, sino que ella emana con el ser que ha salido del seno de Dios de donde es originaria. Es inmortal, indestructible, inteligente y activa. Ella piensa, quiere, actúa y distingue, ya que esta hecha a imagen y semejanza de su principio generador; ella se fortifica en el ejercicio del bien y sólo puede debilitarse y oscurecerse en el ejercicio del mal. La vida animal pasiva, denominada también alma universal del mundo creado, no es más que pasajera, ya que ha sido emanada, y por sólo un tiempo, por los seres espirituales inferiores, agentes del poder senario del Creador, que recibieron de Él mismo desde el origen de las cosas creadas, la orden y la poderosa facultad de emanar de ellos y de producir de su propio fuego, esta vida general que anima, sostiene y conserva por el tiempo determinado la masa entera de la creación, todas sus partes y cada especie de individuos destinados a habitar el espacio creado a lo largo de la duración de los siglos, y que están puestos en este espacio como vehículo de esta vida general insertada en ellos. La vida animal era totalmente extraña al hombre en su estado primitivo de pureza e inocencia, pero después de su prevaricación perdió sus primitivos derechos asimilándose a los otros animales, fue condenado a vivir temporalmente de la misma vida que era común a todos los otros, y lo distinguirá eternamente de todos los otros animales que no han participado jamás de ese primer estado de vida. Todos los animales, desde el más grande hasta la más pequeña lombriz, están dotados con la vida pasiva, y por el autor de la naturaleza, de un instinto particular para dirigir su acción diaria, en todas las clases donde estén situados, tanto para la conservación de su ser como para su reproducción y multiplicación de su especie. Este instinto, siempre proporcionado a su necesidad, es muy fino y sutil en determinadas especies, sorprende algunas veces al observador atento que conoce los límites, y es casi imperceptible en ciertos animales, pero en cualquier caso siempre suficiente a su necesidad. Esta gran variedad, tiene su principio en la misma causa divina que pone ante nuestros ojos la asombrosa diversidad que tanto nos llama la atención en los árboles, en sus hojas, en las briznas de hierba y en todas las producciones de la naturaleza. El hombre intelectual en su estado de inocencia no estaba en absoluto sujeto a las leyes del instinto, que le eran totalmente extrañas; pero asimilado por su caída a los otros animales, su embrutecimiento fue dotado del instinto particular propio de su naturaleza, que queda unido a su ser hasta el fin de su existencia temporal. Pero también ha estado dotado por causa de su emanación, de una facultad activa muy poderosa que llamamos razón. Esta razón es un rayo de la esencia divina misma, es una antorcha que le ha sido dada para dirigirse en el ejercicio de las sublimes funciones de las que ha sido encargado y que le ha sido conservada en su segundo estado para iluminarlo en sus nuevas necesidades y en el uso que en lo sucesivo debe hacer del instinto animal del que viene de ser dotado. Pero entregado a la atracción de los sentidos y a las pasiones de las que se convierte en esclavo, a los prejuicios y prevenciones que le arrastran, junto a las costumbres más o menos arraigadas que contrae, oscurecen de tal modo lo que le queda de ese rayo divino, que a menudo parece inferior a los animales que tienen el instinto por guía y habitualmente lo siguen. El hombre actual es pues un ternario de tres sustancias que son: el espíritu inmortal, que es su ser esencial, el alma pasiva con su instinto, y el cuerpo material que ella anima. El animal bruto no es más que un compuesto binario de estas dos últimas sustancias de la vida pasiva, que son su instinto y su cuerpo material. En el hombre, cuando el principio vital que anima su cuerpo material, termina su acción particular, sea por las leyes de la naturaleza o por accidente, se escapa y va a reintegrarse a la masa general de donde proviene. Entonces el espíritu, que estaba unido al cuerpo material por este principio vital, se convierte en libre, y sube o desciende a la esfera que haya escogido a lo largo de su unión al cuerpo material, por sus sentimientos y actos habituales. En cuanto al cadáver, queda libre a su disolución por la separación de los principios elementales que quieren reintegrarse a su estado primitivo, como ya fue explicado y demostrado en las primeras instrucciones. Pero, ¿ cómo puede ser que sobre un asunto de la mayor importancia - ya que sus bases reposan sobre principios evidentes generalmente reconocidos por todos - reine aún hoy entre los cristianos semejante discordancia y oscuridad sostenidas de tantas sutilidades que no hacen mas que embrollarlo todo todavía más ? Lo que acabamos de exponer, no sorprenderá a los materialistas declarados y a los incrédulos que, por ser más libres en su conducta y extravíos, no se ruborizarán en absoluto por asimilarse a los animales y especialmente a aquellos cuyo progreso en su instinto provoca su mayor admiración. Y es que, si pedimos a los hombres instruidos, que a menudo están encargados de la formación religiosa de los demás, en qué consiste la diferencia característica que se encuentra y debe existir entre el hombre y el animal bruto, responderán sin vacilar: Dios, en tanto Creador de todo lo que existe, ha creado al hombre y al animal, pero, ha dado al hombre un alma racional y a los animales una alma irracional, y ahí está lo que los distingue esencialmente. Esta respuesta establece una paridad absoluta de origen que, sin embargo, debería ser sólo relativa; pero aquellos que la funden y están profundamente convencidos de ello, vemos que por ella confunden el Fiat divino, que es una orden dada por el Creador de hacer, con el Faciamus que expresa la acción misma e inmediata del Creador y su voluntad de operar Él mismo, que es claramente manifestada sólo en la creación del hombre. Esta inmensa diferencia, por sí misma, debería tener sin embargo grandes resultados. Además, la facultad de razonar de la que reconocen que el hombre está dotado y el animal privado, no es más que una facultad del ser espiritual, y no de un ser real y distinto, y las definiciones más sutiles que la teología moderna emplea para sostener esta opinión no conseguirán jamás probar la verdad de lo que no es, en tanto que la cuestión que nos ocupa, reducida con San Pablo a sus términos más simples, y tal como nosotros la profesamos, establece una doctrina pura, simple, luminosa e incontestable, ya que apela a nuestros sentidos. San Pablo dice formalmente en su Primera Epístola a los Tesalonicenses (Cap. V, vers. 23): "Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, y que por entero vuestro espíritu, vuestra alma y vuestro cuerpo se conserven sin reproche en la venida de nuestro Señor Jesucristo". He aquí bien diferenciadas las tres sustancias distintas que reconocemos en el hombre. ¿ Porqué pues obstinarse en tener otro lenguaje que el del Gran Apóstol, para preferir uno más humano que sólo la costumbre ha consagrado ? Dejamos estas reflexiones a la meditación de los verdaderos amigos de la sabiduría. El Génesis nos enseña que el Señor Dios terminó al sexto día sus obras de creación universal del cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y que, habiéndolas considerado de nuevo las halló muy buenas, es decir, conformes a sus planes, su voluntad y sus órdenes. Esta simple exposición nos da un nuevo testimonio de que no fue Dios mismo quien obró esta creación, y que ella fue operada por sus agentes espirituales encargados de la ejecución de sus órdenes, ya que de lo contrario no hubiera tenido necesidad de verificación alguna si lo hubiera hecho el mismo. Esta misma exposición nos enseña también que el Señor Dios, después de haberlas acabado, reposó el séptimo día, que se termino ese día toda la obra que había hecho, y que bendijo y santificó este séptimo día por haberla terminado. Habría quedado pues alguna cosa por hacer en ese séptimo día, y el Génesis no nos lo explica; pero nosotros sabemos por Moisés que los astros, los cuerpos planetarios, las estrellas y todos los cuerpos celestes y terrestres que por la explosión del caos habían sido animados de la vida pasiva, no habían aún recibido la vida espiritual; que el Señor Dios emancipó del círculo de los espíritus septenarios existentes en la inmensidad divina, los cuales Lucifer acababa de mancillar por su rebelión, a los seres espirituales fieles de esta clase a los que quería dar la dirección superior de los astros, los cuerpos planetarios, las estrellas y los cuerpos celestes y terrestres que acababa de crear, y que situó en el centro de cada una de sus producciones para gobernarlas y mantenerlas, tanto en su propia acción como en su marcha diaria por la duración de los siglos, maravillosa armonía que venía de establecer; lo que hace el entero cumplimiento de su gran obra, y al mismo tiempo la bendición y santificación sabática del séptimo día.---Jean-Baptiste Willermoz